lunes, 24 de febrero de 2014

¿Se cae de Maduro? Una visión desprejuiciada sobre Venezuela.

En mi país hay tres temas de los que nunca se discute, especialmente cuando se está tomando unos tragos entre amigos, porque jamás se lograría consenso alguno: beisbol, religión o política. Ahora mismo estoy acabado de levantar, por ende totalmente sobrio y solo frente a mi computadora; lejos de todos mis amigos, decido volcar mis ideas sobre estos tristes y condenables sucesos que se viven en Venezuela.


Sé que quienes lean estas líneas, van a discrepar de un modo u otro de lo que diga: Unos me tildarán de fascista oligarca (etiqueta de moda en estos días) y nada más lejano a la realidad pues solo basta chequear lo delgada es que mi cuenta bancaria; otros dirán que soy un comunista e izquierdista (otra etiqueta muy tradicional empleada, especialmente en Miami, para desacreditar oponentes). Por supuesto que al ser nombrado en tono peyorativo por ambos extremos, me da la certeza de encontrarme al centro (justo el lugar donde quiero estar, pues todos los radicalismos son malos).

  1. Antecedentes históricos que llevan al “populismo” en América Latina:

Una frase que martilla siempre en mi mente al leer o hablar sobre el “populismo” (que no es socialismo ni nada que se parezca) que se adueña de América Latina, es: “Aquellos vientos trajeron estas tempestades”. ¿Por qué? Recordemos que los mejores aliados de estos gobiernos autotitulados “de izquierda”, han sido los gobiernos de etiquetados como “de derecha” que los precedieron y se caracterizaron por corrupción galopante e inactividad total ante la pobreza. Veamos unos pocos ejemplos:

Carlos Andrés Pérez: Presidió Venezuela durante dos mandatos (1974 a 1979 y 1989 a 1993). En su primer mandato hubo una gran bonanza petrolera (llevó a que el país fuera catalogada como la “Venezuela Saudita”) debido a la crisis del petróleo de 1973, provocada  porque los países árabes de la OPEP (junto a otros del Golfo Pérsico) declararon un boicot a los países de occidente que habían apoyado a Israel, en la llamada guerra del Yom Kipur. Esta bonanza le permitió a Pérez invertir en la creación de grandes complejos industriales y en elevar la calidad de vida de los trabajadores venezolanos. En este mandato Pérez se opone a los gobiernos dictatoriales de Anastasio Somoza y Augusto Pinochet y participa activamente en las negociaciones de la transferencia del canal de Panamá a control panameño. Sin embargo, su segundo mandato se vería matizado por escándalos de corrupción y sangre. En este segundo período el Bolivar se había devaluado, el precio de petróleo era bajo y Venezuela se encontraba sumida en una crisis económica. Las medidas de Pérez no fueron muy populares entre la población y en 1989 se desata una ola de protestas que fue reprimida con firmeza por las fuerzas militares y oficialmente se reconocen 276 muertos (aunque extraoficialmente se habla de más de 2000 desaparecidos).

En 1992, Carlos Andrés enfrenta un intento de golpe de estado liderado por Hugo Chávez y otro grupo de mandos intermedios de la fuerza armada. Meses después su auto fue “arrollado” por un camión, lo que se consideró un intento de magnicidio.

 En 1993 la fiscalía venezolana (estamos hablando de un sistema judicial que teóricamente mantiene su independencia de la rama ejecutiva) abre una investigación contra Pérez por ayudar a financiar con fondos venezolanos (se mencionan hasta 250 millones de Bolívares), los cuerpos de seguridad de la presidenta nicaragüense Violeta Chamorro. Este año el Senado venezolano (poder legislativo e independiente del judicial y ejecutivo si creemos en la independencia de poderes) quitó la inmunidad a Pérez y lo destituyó. Fue el primer presidente venezolano destituido de su cargo. Tras seguírsele juicio, fue condenado a 28 meses de prisión. En 1998 se descubrió una cuenta bancaria secreta unida a Cecilia Matos (secretaria y amante de Carlos Andrés), en un banco en New York y nuevamente la justicia estuvo tras sus pasos.

Arnoldo Alemán: Elegido como Presidente de Nicaragua entre 1997 a 2002. Sucedió al gobierno de Violeta Chamorro y aventajó a Daniel Ortega por amplio margen de más de un 8% de los votos en las elecciones de 1996, por la Presidencia de la República. El presidente Alemán llevó a cabo programas para la construcción y reparación de carreteras a través de todo el país (la red vial estaba en pésimas condiciones producto de las políticas de los gobiernos anteriores: dígase Daniel Ortega y Violeta Chamorro) y apoyó proyectos para la creación de escuelas en lugares remotos. A la par, Alemán usaba despiadadamente la tarjeta de crédito de la presidencia, para pagarse gustos personales: 1.8 millones de dólares gastados en ropas, cenas, vinos, casinos, hoteles alrededor de todo el mundo; blanqueo de 10 millones de dólares, de instituciones estatales nicaragüenses a sus cuentas personales en Panamá. Entre 1990 y 2001 su patrimonio personal subió de 14 mil dólares a más de 250 millones. Fue hallado culpable en 2003, por el sistema judicial nicaragüense, de los cargos de: lavado de dinero, peculado, malversación de caudales públicos, fraude, asociación e instigación para delinquir y delito electoral. Condenado a 20 años de cárcel, trató de llegar a un acuerdo con su archirrival Daniel Ortega para ser liberado de prisión, al punto que los miembros de su partido votaron junto a los sandinistas para modificar la constitución nicaragüense. Con este acto Alemán mostraba su falta total de coherencia e ideología política.

Carlos Menem: Gobierna Argentina desde 1989 hasta 1999 (reformó la constitución, tal que le permitiera ser reelegido). Asume la presidencia con una economía en crisis de hiperinflación. Comienza a tomar medidas neoliberales (acorde a los consejos del Fondo Monetario Internacional) y privatiza todo lo que puede ser privatizado: Aerolíneas Argentinas SE, Banco Hipotecario Nacional, Agua y Energía Eléctrica SE, etc. Otras empresas son disueltas, como: Banco Nacional de Desarrollo, Empresa Nacional de Correos y Telégrafos,… Durante su gobierno la deuda externa pública se multiplicó por tres, la desocupación y subocupación se elevaron desde 8.1% y 8.6% al principio de su gestión, hasta 13.8% y 14.3% al final de la misma. Tras el atentado a la AMIA en 1994, fue acusado por la comunidad judía de intentar interferir en la investigación y evitar que se probara la injerencia del gobierno de Irán en el suceso. En 1990 concede el perdón a Jorge Videla Emilio Massera y Leopoldo Galtieri, líderes de la dictadura militar que gobernó al país entre 1976 a 1983 y que es responsable de la desaparición de al menos 15,000 prisioneros políticos. En 2001 fue arrestado por cargos de venta de armas a Croacia y Ecuador (esos cargos fueron retirados luego y luego una corte de apelación falló nuevamente en su contra, pero no fue a prisión por su inmunidad parlamentaria y su avanzada edad). Se rumoró que poseía una cuenta de más de 10 millones de dólares en bancos de Suiza, lo que nunca se ha podido probar debido a la política de secretismo de estos bancos. Ha sido acusado de no declarar fondos ilegales que posee fuera de Argentina. En 2008 la empresa alemana Siemens lo vinculó a un escándalo de corrupción en la sobornaron con 2 millones de dólares a Menen, a cambio de concederles la producción de las tarjetas de identificación y los pasaportes argentinos.

Así podemos ir país, tras país de nuestra América y comprobar que los gobiernos que antecedieron a la nueva ola populista, con sus escándalos de corrupción, con el deterioro de la imagen de los partidos tradicionales, con la alternancia en el poder para que se percibiera cambio democrático, pero manteniendo políticas similares y excluyendo a muchos sectores de la sociedad del acceso a la riqueza nacional; crearon el caldo de cultivo ideal para que el populismo se abriera paso.

  1. Chávez y su revolución “dolivariana”.

Hugo Chávez, uno de los protagonistas del golpe de estado en Venezuela en 1992, es liberado de prisión en 1994 bajo el gobierno de Rafael Caldera. Comienza a promover una doctrina supuestamente “bolivariana” (que se transformaría luego en “dolivariana” una vez tomado el poder). Se hace un fuerte crítico del gobierno de Caldera. Funda el Movimiento Quinta República y además logra una alianza con otros partidos políticos; y aprovechando una disminución brusca del ingreso per cápita de los ciudadanos venezolanos y  un aumento en las tasas de criminalidad del país, la recesión económica, entre otros factores, gana las elecciones 1998 con 56.5 % de los votos.

Detalle importante, gana las elecciones con poco más de la mitad del voto. Esta diferencia se iría estrechando elección, tras elección, al punto de resultar un país casi dividido a la mitad.

Evidentemente, como buen populista y con algo de carisma empieza a gastar a manos llenas el dinero de una nueva bonanza petrolera. Reparte fuera de Venezuela para comprar apoyo internacional y conciencias: Petrocaribe (entregando petróleo para ser pagado en plazos ridículamente largos), el escándalo del maletín de Cristina Kirchner (para financiar su campaña presidencial), entre otros. También gasta dentro de territorio venezolano, creando las llamadas “Misiones” para hacer llegar la salud, la educación, etc., a los “cerros”, a los barrios marginales. Se encarga de auto promocionarse y hace algo aprendido de Fidel Castro: se presenta en una fábrica, en un barrio determinado etc., lo cual aumenta su visibilidad y allí auto alaba su gestión y engrandecer los logros de su gobierno.

Permítanme hacer un breve paréntesis para anotar algo muy polémico, pero en lo que tengo una posición muy clara. Durante el gobierno de Chávez miles de médicos y entrenadores deportivos cubanos (y por supuesto también cientos de agentes de la seguridad del estado cubano) viajan a Venezuela, a través de estas misiones. Aquí llego a un punto que genera discrepancia incluso a nivel familiar. ¿Cuál es el papel de los médicos y entrenadores cubanos en lo que vive Venezuela hoy?

Muchos han intentado achacar la responsabilidad del desastre venezolano al “proselitismo” a favor del chavismo de los profesionales cubanos. Quienes opinan así, pecan de ignorantes o malintencionados, pues esos profesionales cubanos sí han prestado sus servicios, viviendo en condiciones deplorables y arriesgando incluso sus vidas. No han trabajado en las zonas residenciales de la clase alta y media alta, han ido a los lugares donde muchos gobiernos, por años, olvidaron que vivían seres humanos.  Conozco muy bien a muchísimos cubanos que fueron a Venezuela como parte de estas misiones y en Cuba no eran activistas políticos y tampoco “chivatones” al servicio del gobierno cubano. Eran humildes trabajadores que veían que el salario que ganaban en Cuba, no alcanzaba para siquiera una semana y vieron en salir al exterior la única oportunidad de elevar su nivel de vida y el de sus familias. ¿Qué hay muchos agentes de la seguridad cubana infiltrados (a petición del gobierno o “desgobierno” venezolano) en el pueblo y el ejército? Es cierto, pero no son los médicos, ni las enfermeras, ni los muchachos que iban de entrenadores deportivos y profesores de educación física. Son agentes “profesionales”, los llamados “segurosos”, los “trincas”.

¿Cómo hubiera actuado yo si hubiera estado en Cuba “comiéndome un cable” y me hubieran ofrecido ir? Igual que todos esos médicos y demás profesionales, lo digo de todo corazón. Viviendo en el escenario de muchos que conozco, me hubiera ido a Venezuela a trabajar por trescientos dólares y a comprar las cosas necesarias para hacer mejor la vida de mi familia. Acá muchos esgrimen la teoría: “…los principios van primero, esos cubanos debieron morirse de hambre en Cuba, antes de regar la semilla del comunismo en Venezuela…” Eso se dice muy bien cuando se está del lado de acá del estrecho y tienes carro, pagas tu renta, comes y vistes y calzas a tus hijos. ¿Qué harían esos superhéroes si tuvieran que levantarse cada mañana a ver qué se puede “rapiñar” para dar de comer a la familia? Creo que no pensarían igual. Además los médicos, no violan ningún principio moral o ético al ir a sanar enfermos, sea donde sea.

Es una falacia que cuanto cubano sale de Cuba a trabajar es un agente de propaganda. Yo trabajé fuera de Cuba y nunca hice propaganda alguna. Nadie me lo pidió, ni yo estaba dispuesto a hacerlo. Mi trabajo era meramente profesional. Así tengo muchísimos amigos y colegas.

Dejando la cuestión de los cubanos detrás. Paradójicamente, Chávez y los discípulos que vendrían después (Evo Morales, Rafael Correa, Cristina Fernández) tenían como preocupación fundamental violentar los mismos mecanismos que les habían dado acceso al poder. Todos han seguido patrones muy similares:

  • Tratar de cambiar la constitución y agregar la reelección indefinida.
  • Pasar leyes para maniatar la libertad de prensa. Controlar al máximo los medios de difusión, pues este es el cuarto poder y es muy efectivo a la hora de denunciar corrupción y convocar a protestas.
  • Eliminar la separación de poderes. Promover a diputados que voten unánimemente y sin vacilar a favor del caudillo. Nombrar jueces plegados a intereses políticos y nada apegados a la justicia.
  • Controlar al Consejo Nacional Electoral y a los Tribunales Electorales de modo que, si fuese necesario, validen un fraude.
  • Desacreditar a los oponentes: pasando por acusaciones de corrupción que son validadas por una justicia que es no es tal al estar politizada y llegando incluso al agravio personal por motivos de orientación sexual, origen económico, etc. Ya se vuelve poco creativa la calificación de “fascistas” y “vende patrias” a todos los que discrepen.
  • Politizar al ejército y convertirlo de una institución que debe velar por el bien del país, a una institución que vela por los intereses del caudillo y sus allegados.
  • Buscar un enemigo exterior culpable de todos los fracasos. Usualmente el enemigo por excelencia es Estados Unidos, aún cuando se ha demostrados que Latinoamérica ha dejado de ser objeto de interés de este país hace ya mucho tiempo.  
  • Correr continuamente noticias de intentos de agresión extranjera o planes de magnicidio para mantener en estado permanente de vigilia y excitación a los partidarios.
  • Pedir Ley habilitante y pasar a través de órdenes ejecutivas, todo aquello que no sea aprobado por el pueblo (recordemos el fracaso de Chávez en el 2007, al tratar pasar el Proyecto de Reforma Constitucional).
  • No ceder a paros o manifestaciones, aún cuando impliquen pérdidas millonarias para el país o generen un estado de caos (paro petrolero de 2002 que duró más de sesenta días). Indiferencia total ante la opinión pública internacional.
  • Reprimir si es necesario, en nombre del pueblo (como si los reprimidos no fueran parte de ese pueblo) a cualquier manifestación de oposición.

Estos son solo algunos puntos en común. Fueron bien aprendidos y aplicados por Chávez y seguidos por muchos de sus discípulos incluyendo al sucesor, “el Delfín” Nicolás Maduro.  

  1. Maduro y sus millones y “millonas” de seguidores.

Tras la muerte de Chávez, creo que nadie apostaba un centavo a que Maduro iba a ¿ganar? las elecciones. Evidentemente el que Chávez lo nombrara “sucesor a la corona” le dio un espaldarazo, al menos entre los seguidores más radicales del chavismo. Pero siempre pensé que Diosdado Cabello, quién creo está mejor dotado intelectualmente, sería quién se “llevaría el gato al agua”. Hasta el día de hoy no ha sido así.

La “era” Maduro ha estado llena de polémicas e irregularidades: Una certificación de nacimiento que no apareció (o dicen que apareció medio adulterada) y que no permite constatar si es realmente nacido en Venezuela; el ejercer como presidente provisional cuando le correspondía por ley a Cabello (que aparentemente abdicó a su favor); salir a recorrer el mundo con una verdadera corte de amigos y familiares en sus viajes presidenciales; unas elecciones muy controversiales en las que se reclamó fraude (aunque en honor a la verdad Capriles, el líder opositor, terminó reconociéndolo al reunirse con él en calidad de gobernador de un estado); sus constantes “meteduras de pata” y ridiculeces al decir que Chávez en forma de pajarito se posó en su hombro, o que Cristo multiplicó los penes….  

Como si toda esta controversia fuera poca, el crimen organizado se apodera de las calles y Venezuela se ha convertido en uno de los países más violentos del mundo. El desabastecimiento ha llegado a ser inigualable (comparable solo a Cuba en la década del 90, o Haití después del terremoto). La producción petrolera se ha “ido a pique”. El capital se ha asustado ante el riesgo de expropiaciones masivas y las leyes anti especulación, se han convertido en un ahogo al pequeño comerciante. Las restricciones a la libre compra – venta de divisas ha hecho crecer un mercado “negro” incontrolable. Crece la corrupción gubernamental y el poder desmedido de los “boli burgueses”, que salen por el mundo a “lavar su plata” comprando propiedades e invirtiendo, lo que el ciudadano común no puede hacer.

Pero cuidado, los gobernantes mientras más ineptos, suelen ser más abiertamente crueles y despiadados. ¿Qué se puede esperar ante semejante escenario nacional? Protestas, manifestaciones, tomas de calles. Es lo mínimo que pueden hacer los ciudadanos para hacer valer sus derechos.  

¿Cuál debía ser la posición de un gobierno civilizado? Dialogar con sus opositores y buscar una solución conjunta, consensuada, resolver los problemas del país. Pero parece que ya van quedando pocos gobernantes y gobiernos civilizados en el mundo. Ante el menor síntoma de discrepancia, lo primero es reprimir. Seamos claro, reprimir en nuestros días no es cosa de la derecha o de la izquierda. Se reprime en Cuba a los opositores y se les tilda de mercenarios, pero se reprime en Chile a los estudiantes y Piñera (gobernante de derecha) los tilda de anarquistas y encapuchados. Se reprime en Rusia (gobierno de Putin, ex jefe de la KGB y no dudo futuro Zar de Rusia) a los homosexuales y a los disidentes y se reprime en España, cuando el gobierno de Rajoy pretende, a finales de 2013, pasar una llamada ley de "Ley de seguridad ciudadana", que impone multas de 30,000 euros por protestar contra la austeridad dictada por la Unión Europea y creando una figura delictiva tan ambigua como: "ofender o insultar al Estado".

Como Maduro es definitivamente un gobernante muy primitivo y poco original, la única solución que encuentra es masacrar lo que comenzó como una protesta estudiantil. Acusar de oligarcas a los manifestantes (si así fuera no habría manifestaciones pues bendito el país en que 50 % de sus ciudadanos sean oligarcas). Acusar de fascistas a los manifestantes ¿Sabrá Maduro lo que implica realmente el término fascismo y la huella que esto ha dejado en la humanidad? Si no sabe, puede consultar algunas de las “millonas” de páginas que se han escrito sobre el tema.

El que actúa como fascista es Maduro. Es fascista al enviar a la Guardia Nacional a dispararle al pueblo desarmado; cuando permite torturar en las cárceles con saña tal, que solo los verdugos de Pinochet podrían compararse (meter el fusil en el ano de un chico detenido e indefenso es asqueroso y aberrante). Cuando manda a cortar las comunicaciones de sus país con el resto del mundo para poder masacrar a su antojo. Cuando inventa cargos contra líderes opositores, para “ponerlos a la sombra”.

Me pregunto si tendría Maduro “los pantalones” de Leopoldo López al entregarse sabiendo que no recibirá un trato justo y no tendrá garantías procesales. Creo que no, Maduro no es de los que se mueren luchando por un ideal, el no tiene ideales. El no es más que uno de los tantos sádicos, que acceden al poder por obra y gracia de la desgracia de un pueblo y que ante la inminencia de la justicia, se defecan en los pantalones y claman clemencia igual que hizo Gaddafi.

Probablemente Maduro no caiga de esta. No es fácil para los jóvenes y sus familias mantenerse en las calles; no cuando estás a riesgo de morir en cualquier momento; no cuando a la comunidad internacional le da lo mismo que maten 100 mil sirios o 300 venezolanos. La OEA, la ONU todas son organizaciones inútiles, politizadas de uno y otro lado sin poderes vinculantes. Pero maduro no va a resolver los problemas de Venezuela, no sin escuchar a los otros, a la otra mitad del pueblo venezolano, a la otra mitad que piensa diferente.

Solo me queda rezar por Venezuela y los venezolanos, por todos, chavistas y no chavistas, para encuentren una salida; pedir por los amigos míos, cubanos igual que yo (médicos, deportistas, enfermeros), que fueron a Venezuela a buscar una mejor futuro económico para sus familias en Cuba y posiblemente encuentren la muerte en tierra extraña ante tanta confusión (no incluyo en mi petición a los “segurosos” que son los primeros en mandar a disparar, ellos que reciban lo que Dios quiera).

Se admite discrepar. Yo no estoy sobre el terreno y “…. no pertenezco a ningún “ismo”…” como reza una canción de Fito Páez.   

2 comentarios:

  1. Muy buen articulo, muy bien argumentado. Ojala pase algo q acabe con la dictadura. Pero la verdad es q el gobierno se favorece con la lucha desorganizada, la anarquia y la violencia q esta viviendo el pueblo.

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    1. si los líderes de la oposición no unen sus esfuerzos o si se exilian dejando al pueblo "enganchado", el movimiento no llegará a nada. Es dificil enfrentar la represion a riesgo de la vida, pero el que en las buenas decide liderar un movimiento, debe mantenerse al frente en las malas.... Leopoldo Lopez es un ejemplo de coherencia...
      Yo no juzgo a nadie,.... no es facil para un padre ver salir a su hijo y no saber si regresara.... es confuso..... es duro.....

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