Mi abuelo quiso hacer de mí un guitarrista. Pero los guitarristas no se
hacen,…., guitarrista se nace…. Pasaron varios años y el viejo se gastó algún dinero,
antes de que yo me decidiera a confesar que las musas de la música nunca habían
pasado por mi cuna. No tenía talento; mi “sordera musical” me impedía incluso afinar
el delicado instrumento.
Fue sin embargo en esta época cuando oí mencionar el nombre del mismísimo “Dios”
de la guitarra flamenca: Paco de Lucia.
Pude ver en la televisión, la vieja televisión en blanco negro, algunas de sus
ejecuciones y quedé maravillado de la velocidad con que sus dedos pulsaban las
cuerdas. Su mano derecha era veloz como el rayo y la izquierda se deslizaba
sobre el brazo de la guitarra, llegando a los trastes más alejados de las
clavijas y poniendo la presión exacta sobre las cuerdas.
Cuanta pasión podía sentir en la música del Maestro. Era una música viva;
música que enaltece el alma, que sana el dolor, que hace olvidar las penas. Música
que hace aflorar, inevitablemente, nuestro mestizaje; nuestra mezcla de sangre
taina, negra y española.
Pasaron los años, me hice hombre y un día decidí enamorar a la mujer que se
ha adueñado de mi corazón por dos décadas. ¿Casualidad? No sé. Pero le declaré mi
amor, sentados, escuchando el Adagio del Concierto de Aranjuez (la misma música
que estoy escuchando mientras escribo estas letras). Aranjuez, divino Aranjuez.
En la guitarra, Dios mismo: nuevamente Don Paco. Creo que fue él quien puso las
palabras en mi boca y abrió el corazón de mi amada.
No ha pasado un mes en estos últimos cuatro años de mi vida, en que
sintiendo el pesar y el cansancio del día a día, no haya entrado a youtube y
buscado su música. El Maestro me ha acurrucado, en esos momentos de tristeza o
cansancio, en el regazo de su arte inigualable. Me ha confortado. Me ha dado
las fuerzas para levantarme nuevamente y enfrentar la vida con esperanza.
Esta mañana, escuché la terrible noticia: Se fue el más grande; se apagó el
alma flamenca; se murió Paco de Lucia.
Mi primer pensamiento, un sacrilegio: “Dios
sintió envidia de nosotros y decidió que Don Paco tocaría solo para él, justo a
su lado, allá en el cielo infinito”. Después, más calmado pensé en que el
señor no es egoísta, al contrario. Al llevarse al Maestro lo inmortaliza, lo
eleva a la categoría de leyenda. Dolorosa su partida, pero quizás necesaria.
Maestro, al menos yo seguiré visitando youtube cada mes; seguiré viendo sus
ejecuciones mágicas; seguiré compartiendo sus videos; seguiré besando a la
dulce esposa, que usted me ayudó a conquistar, con el fondo musical del
Concierto de Aranjuez, el que nadie podrá tocar jamás como usted ha hecho.
Gracias Maestro. Hasta la vista. Descanse en Paz.
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