Para nadie es un secreto que el fútbol, o soccer
como como lo llaman por estos lares, gana cada vez más adeptos en los Estados
Unidos y por supuesto en nuestro controvertido y siempre impredecible Sur de la
Florida.
El 11 de agosto de 2014, “El Nuevo Herald” reportaba
que se habían vendido cerca de 75,000 localidades en el “Sun Life Stadium” para
el amistoso Colombia – Brasil (http://www.elnuevoherald.com/deportes/article2038300.html).
No era de extrañar semejante concurrencia. Desde hace años el Sur de la Florida
se ha ido poblando de inmigrantes provenientes de Colombia, Venezuela,
Argentina, Brasil, Guatemala, México, Rusia, entre otros países, donde el
fútbol es pasión y parte esencial de la cultura y la identidad de sus
habitantes.
Ante semejante realidad indiscutible, un grupo de
hombres con “olfato” para los negocios y encabezados por el ex jugador y astro
del fútbol inglés y mundial, David Beckham, pusieron sus ojos en Miami para
abrir una nueva franquicia de la Major League of Soccer. La MLS es una liga
deportiva que está en plena expansión, aprovechando el éxito e impacto
mediático de jugadores como Tim Howard, Clint Dempsey, Jozy Altidore o Landon
Donovan. ¿Podría alguien dudar de que el prestigio del “Spice Boy” iba a atraer
a importantes figuras del fútbol mundial?
(http://www.elconfidencial.com/deportes/futbol/internacional/2014-05-22/el-estadio-del-club-de-beckham-de-la-mls-ya-tiene-ubicacion-una-zona-aun-inexistente_134310/).
El sitio elegido, en primera instancia, para erigir
la obra no era verdaderamente adecuado. Justo en el puerto, realmente podría
interferir un poco con las operaciones de las líneas de cruceros y la seguridad
del lugar. Aparentemente el grupo Beckham entendió esto rápidamente y
decidieron proponer un sitio contiguo al American Airlines Arena. Esto
implicaba el relleno de una franja de agua entre el llamado parque de los
museos y el American Airlines Arena (http://www.martinoticias.com/content/beckham-estadio-miami-nuevo-proyecto-futbol-/35399.html).
Esta franja de agua, como puede apreciarse en la
vista aérea siguiente, no es precisamente un reservorio de vida silvestre, más
bien luce como “charco” contaminado.
Nuevamente el astro inglés encontró trabas y
alegaciones de que si ya se habían hecho en el pasado muy malos negocios en el
apoyo a la construcción de estadios (dígase el Marlis Park y el American
Airlines Arena); se adujo, también, que un estadio en ese sitio congestionaría
aún más el tráfico en el Down Town de Miami.
Conclusión, quisieron mandar al “Spice Boy” y su
comitiva hacia la pequeña Habana, cerca del Marlins Park, donde encontrar un
parqueo o solo manejar por las calles se torna una odisea digna de ser narrada
por Homero. El “team” Beckham no estuvo de acuerdo con esa oferta.
Han pasado meses y lo del Estadio de fútbol parece
como que se ha ido apagando, a pesar de que Beckham había prometido que los 250
millones de dólares necesarios iban a proveer de fondos privados (http://www.elmundo.es/internacional/2014/05/20/537bc1cb22601df21c8b4577.html).
El proyecto arquitectónico, realmente hermoso,
supongo se empolva en alguna gaveta y al no escuchar nuevos comentarios acerca
de Beckham y si idea me he preguntado si sigue negociando o se ha decidido por
otros lares.
A solo quinientos metros (como nos muestra la
medición hecha con Google Maps) otro grupo de desarrolladores ha corrido mejor
suerte. Se trata del “Skyrise” de Miami.
Una especie de rascacielos que se elevaría justo
detrás del Bayside Marketplace y que con inusual diseño incluiría lujoso
restaurant, salón de baile y otras atracciones. El desarrollador estimaba el
costo del proyecto entre 400 y 500 millones (http://www.elnuevoherald.com/noticias/sur-de-la-florida/article2028322.html).
Todos pudimos escuchar a través de la radio al
alcalde de Miami, Tomás Regalado, haciendo campaña a favor del proyecto y
prometiendo que ningún fondo público se emplearía,… al contrario, este proyecto
sería una verdadera bendición que llenaría las arcas de Miami.
En honor a la verdad, no creo que el papel de
Regalado como alcalde sea participar de anuncios de campaña respaldando
proyectos que van a ser llevados a referendo… Pero pasemos este “pequeño”
detalle ético por alto, pues cosas peores se han visto en nuestro Macondo
surfloridano.
El proyecto fue aprobado en el referendo y a los
pocos días despertamos con la noticia de que la empresa constructora -Berkowitz
Development Group- hacía tiempo había pedido al Condado 10 milloncitos de
dólares para su proyecto innovador y “ventajoso” para los ciudadanos de esta
ciudad.
A esa hora nadie sabía nada. Aparentemente los
planes de Berkowitz habían estado más custodiados que la información que
almacena la CIA o la NSA, pues ninguno de nuestros políticos “supo” hasta
después del referendo la petición de dinero de los contribuyentes.
Hace pocos días la Comisión del Condado Miami Dade
dio luz a la entrega de 9 millones de dólares públicos para este proyecto
“privado” (http://www.diariolasamericas.com/4842_locales/2845406_miami-dade-aprueba-9-millones-de-fondos-publicos-para-el-skyrise.html).
Al meditar sobre estos dos sucesos un grupo de
preguntas vienen a mi mente:
¿Es legal asegurarle a los votantes que no se
invertirán fondos públicos en un proyecto y una vez aprobado, cambiar las reglas
del juego y obsequiarle 9 millones (y creo es solo el principio) a un
multimillonario?
¿Engañaron al alcalde Regalado? ¿Por qué el alcalde
Gimenez al escuchar los comerciales que pasaba la radio cada diez minutos no
salió a aclarar que había una petición de fondos públicos?
¿No tiene la comisión de Miami Dade mejor manera de
invertir los fondos públicos? ¿No hay otras zonas de este condado que necesitan
que se potencie su desarrollo y se generen empleos a ver si de ese modo se
disminuye la pobreza y la delincuencia?
¿Cómo explicar que el Estadio de Beckham era una
amenaza al tráfico del Down Town y al medio ambiente en la ya muy contaminada
bahía y el famoso Skyrise no lo es? ¿De qué modo diferente tienen concebido
manejar el embotellamiento de tráfico, producto del Skyrise, cuando ambos
lugares se encuentran separados a poco más de medio kilómetro?
¿A qué se dedican los abogados y burócratas, que
trabajan para la ciudad y el condado, que ganan decenas cientos de miles de
dólares de salario anual y jugosos beneficios, todos pagados por ciudadanos
exprimido a la saciedad a través de impuestos, peajes, parquímetros y cuanta
maquiavélica forma de extraer dinero exista? ¿Cómo es que estos abogados que
pagamos nosotros para que nos representen, no logran hacer un solo acuerdo
beneficioso para sus empleadores (nosotros, los residentes de “Macondo Dade”)?
Por último: ¿Si Beckham descubre los caminos
secretos por los que transitó Berkowitz, tal vez podría lograr que aprueben su
Estadio y hasta de paso le regalen un poco de todo ese dinero que aparentemente
nos sobra a los residentes de Miami?
Ojo “Spice Boy”, Berkowitz es tu hombre, él sabe
manejar los hilos de nuestras marionetas,… que digo,.. políticos Macondianos.